Tipos de ralladores

Tipos de ralladores

Aunque lo habitual en las casas sea que tengamos un único rallador para todo, no todos los tipos de ralladores van a servir para lo mismo, ya que han sido confeccionados expresamente para diferentes alimentos, como también tamaño del rallado. Para que puedas diferenciar entre ellos y seleccionar el que mejor va a ir con lo que pretendes rallar, en este listado encontrarás cada uno de los modelos que más se comercializan y los que cuentan con mayor utilidad.

Consejos para comprar el mejor rallador

Antes de empezar a hablar de los tipos de ralladores que puedes comprar en el mercado, queremos que tengas algunos consejos y trucos para comprar el mejor rallador, tanto si lo que quieres es uno de doble rallado, fino o con un corte más grueso. En primer lugar lo que tienes que mirar es que la forma del mismo sea fácil para su utilización. En el mercado puedes encontrar modelos con un aspecto divertido, original y gracioso, sin embargo, cuando lo tienes en la cocina y quieres rallar un producto, a veces esta forma al final lo que consigue es que se entorpezca y no se aprovecha para nada el rallado del alimento. Por este motivo, intenta siempre comprar un rallador pensando en su uso, y no en lo estéticamente bonito que es.

Otro de los consejos que te damos es que compruebes bien que se trata de acero inoxidable, puesto que, de esta manera, podrás mojarlo una y otra vez y no se estropeará nunca. En el caso de que tengas un modelo con partes de plástico, vigila bien que sean resistentes y que a la primera de cambio no se vaya a romper, siendo más conveniente aquellos que tienen una protección de silicona por la ergonomía y facilidad de uso.

Tipos de ralladores

Rallador fino

Seguro que lo has visto en más de un programa de televisión cuando rallan un poco de la piel de un limón o de la lima, quedando el resultado muy fino. Esto se consigue con los ralladores finos, los cuales tienen unas cuchillas muy juntas y pequeñas, que consiguen en el caso de los cítricos, que tan solo se llegue con una simple pasada a rallar la parte externa de la piel, sin tocar siquiera la zona blanca que es la que más amarga. En el caso que queramos rallar para espolvorear, es posiblemente el más utilizado, siendo útil para quesos, chocolates, ajo o nuez moscada.

Ralladores eléctricos

Los ralladores eléctricos llevan con nosotros mucho tiempo, aunque actualmente están ganando el terreno a otros modelos puesto que son capaces de, con tan solo un botón, elegir el tipo de rallado que quieres, quedando todo en un mismo recipiente y además, sin tener que hacer ningún tipo de esfuerzo, teniendo la seguridad que aprovecharás al máximo el producto sin que haya riesgo de cortes. Por otro lado, cada vez son más baratos, teniendo unas cuchillas muy longevas, consiguiendo, por tanto, unos resultados y una relación calidad-precio increíbles.

Rallador doble rallado medio

Se trata de un rallador que funciona en las dos direcciones de corte, es decir, cuando pasas un alimento de arriba hacia abajo y viceversa, haciendo que los cortes sean más rápidos, aunque las dimensiones suelen ser algo mayores que las anteriores. Es utilizado sobre todo para rallar frutas, verduras quesos duros, chocolates, entre otros. Según la maestría del cocinero, las tiras resultantes pueden ser más cortas o más largas, según su utilización y la rapidez en la que se corten.

Rallador grueso

Es quizás uno de los más comercializados y utilizados en la cocina del hogar. Cuenta con unos orificios bastante grandes, cortando únicamente en una dirección. Este instrumento lo que hace es picar o rallar los alimentos, por lo que no tiene una consistencia tan fina como los anteriores, siendo útil para las zanahorias o los calabacines, pero también para quesos más blandos o para diferentes frutas u hortalizas.

Rallador estrella

El rallador estrella se identifica principalmente porque sus orificios tienen un aspecto de estrella, siendo estas cuchillas muy cortantes, por lo que hay que tener mucha precaución con ellas a la hora de rallar los ingredientes. El resultado que presentan los alimentos una vez rallados es muy fino, quizás no tanto como el primero de todos, pero si sería un término medio. Es ideal para frutas, hortalizas, quesos o chocolates muy duros e incluso para el jengibre.

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